Prueba este delicioso solomillo ibérico al roquefort, una receta que encantará incluso a los paladares más exigentes
Limpiamos bien la grasa de los solomillos y salpimentamos. Utilizaremos una sartén grande para marcar los solomillos. Para ello, le ponemos un chorrito de aceite
Cuando estén bien dorados añadimos los champiñones bien escurridos del caldo que trae la lata y los removemos un poco meneando el guiso hasta que se doren por todos los lados.
Aprovecharemos para poner al mismo tiempo en una sartén el queso bien aplastado con un tenedor hasta que se funda. Entonces empezaremos a echar la leche poco a poco y removiendo bien para que no queden grumos.
Cuando nos queden unos cien mililitros aproximadamente incorporamos una cucharada de postre de harina de maicena en la leche fría que tenemos para ligar la salsa. Lo movemos todo bien. Recuerda que la maicena se diluye en frío.
Una vez bien diluida, la echamos a la salsa y veremos cómo liga rápidamente.
En este preciso momento, incorporamos la salsa a la carne y movemos bien todo el conjunto para que se mezcle todo muy bien.
Lo cocemos a fuego lento y tapado durante unos cinco o diez minutitos.
Solo nos queda servir en cada plato tres o cuatro rodajas por persona y salsear.
Ración 4